2.-EL GNOMO DE LA TARIMA Y EL UNICORNIO ENANO.

Una mañana, mientras dormitaba en la tarima de aquel lúgubre y apestado salón, sentí que mi nariz chata estornudaba. Tras el imprevisto, desperté de sopetón y vislumbré frente a mí a un enano que me hablaba y que estaba acompañado por un caballo enano con alas y con un cuerno en la frente.
-Hola Casilda ¿Cómo estás? Te veo muy soñolienta y muy triste- Dijo el gnomo, mientras observaba los ojos oscuros de la gata.
-¿Quién eres tú? ¿Qué quieres de mi?- Dije, mientras me frotaba con las patas los ojos de pura incredulidad.
-Soy Logas, el Gnomo que habita en la tarima, y este es mi compañero Olí (un unicornio enano). Vengo a concederte dos deseos para que puedas salir de este lugar y ser feliz- dijo el gnomo, mientras me frotaba los pelillos sensibles de la cara.
- Encantado Logas. ¿Eres una especie de lámpara mágica? Lo cierto es que me vienen muy bien esos dos deseos que me propones. Aunque no sé como decírtelos para que se cumplan- dije, mientras me comía unas hojas de un libro llamado «Jardinería para torpes».
-Se puede decir que provengo del mismo mundo mágico que Aladín- dijo mientras murmuraba una gran carcajada para sus adentros.- Pídeme lo que tu corazón y tu mente te propongan, amiga Casilda.
-Quiero ser libre para salir de estas cuatro paredes y ver mundo. Quiero ser una gran artista que espolvoree su arte en óleos reales y mágicos- dije ensoñadora y con una luz especial en mis retinas negruzcas.
-Tus deseos son órdenes, amiga mía- dijo Logas, mientras abría un portal en la ventana que tantas veces había arañado Casilda.
- ¿Cómo atravesaré el portal?- dijo Casilda con un milímetro de preocupación.
-Déjate absorber por los colores y las formas y pronto estarás libre en el mundano atardecer terrenal- dijo Logas mientras sujetaba la llave del portal que había abierto.



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